"Loba Esteparia" "Teatro Mágico, no para cualquiera, entrada sólo para locos..."

miércoles, octubre 07, 2009

Un millón de Decibeles


"Somos lo que soñamos ser y ese sueño no es tanto una meta como una energía. Cada día es una crisálida, cada día alumbra una metamorfosis. Caemos, nos levantamos. Cada día la vida empieza de nuevo.La vida es un acto de resistencia y de re existencia; vivimos, revivimos. Pero todo se sostiene en la memoria. Somos lo que recordamos, la memoria es nuestro hogar nómada.Como las plantas o las aves emigrantes, los recuerdos tienen la estrategia de la luz. Van hacia adelante, a la manera del remero que se desplaza de espaldas para ver mejor. Hay un dolor parecido al dolor de muelas, a la pérdida física, y es perder algún recuerdo que queremos. Esas fotos imprescindibles en el álbum de la vida.Por eso, hay una clase de melancolía que no atrapa, sino que nutre la libertad. En esa melancolía como espuma en las olas, se alzan los sueños."

Manuel Rivas



Suena “Nothing else Matters” de Metallica, como me seduce la voz de James Hetfield, dicho sea de paso. Cuando escucho esa canción me acuerdo de las citas en las alturas, noches envueltas de luz amarilla, humo verde y miles de decibeles. Como dice el texto, los recuerdos tienen la estrategia de la luz, revivo momentos escuchando música de madrugada, sonidos tan conocidos y desconocidos, sonidos misteriosos para perdernos, o quizás melodías que nos abran los ojos etéreos y nos hagan comprender.

La vida es un acto de resistencia y de re-existencia, pero ¿que pasa cuando te cansas de resistir? Quisiera vivir para siempre envuelta en la luz amarilla, humo verde y millones de decibeles, donde “nada más importa”, sino que sólo nuestros ojos y la piel erizada son los protagonistas, donde somos lo que queremos ser.
Siento hoy esa clase de melancolía que no atrapa, esa melancolía donde quiero anclar nuestros sueños. Hoy me siento como el sonido de la guitarra de la canción que tengo en los oídos y en el alma, tan intensa y tenue a la vez, y me propago en un millón de partículas de este aire que comprime.
Por vivir devorados por el cáncer del tiempo es que mis dedos no han explicado a las palabras lo que es la felicidad, porque sé lo que es vivirla, la conocí en una visión, pero quizás hasta sea una excusa, ya que siempre llego a pensar lo mismo, que estando en aquel estado minimizado de las sonrisas es cuando concentras con mayor facilidad a las palabras pegaditas en el papel.
Eso de la re-existencia sí me gusta, suena a renovación y reinvento, cosa más maravillosa, pero difícil más que comprenderla es ejecutarla, porque a veces se te olvida, o porque a veces los protagonistas son los que debieran estar exiliados de nuestros días, y los minutos caen muertos del reloj, así como los días del calendario.
Extraño la alucinación de la cita en las alturas, creo que hay que metamorfosearla y acostumbrarla a tocar tierra, y fusionarla con la visión que tuve, hacerlas amantes, y así podríamos amigarnos con la re-existencia.
Seguiremos escuchando música de madrugada. Rebeliones arrebatadoras capaces de hacernos llevadero un minuto hostil. Notas atadas que nos confieran el sentido para que no se pierda. Se estremecerá la música como las cuerdas de mi guitarra de hoy, e iluminará cada rincón y escalón de nuestro cimentado imperio.
Renaceremos cada día como una crisálida, había olvidado que soy una mariposa, que con su lengua absorbe el néctar de las flores y de todas las cosas. Nos sacaremos la máscara de la cotidianeidad y la agresión, para poder vernos como nos queremos ver, en color rojo sangre o de mil colores. Porque cada día la vida empieza de nuevo.

Finalmente dejaremos que sea la música quien acabe por escucharnos, poseídos y embrujados por su misteriosa magia, y nuevamente serán protagonistas sólo nuestros ojos y la piel. Y el sonido de la música será nuestra voz, y nuestra fuerza tendrá el impulso de un millón de decibeles.

posted by María de Magdala at 4:26 p.m. 3 comments