"Loba Esteparia" "Teatro Mágico, no para cualquiera, entrada sólo para locos..."

martes, septiembre 15, 2009

"Viaje al centro de la Carne"





“Nos tocó nacer aquí, en este lugar de la tierra. Y nos fueron regalados estos días puros después de la lluvia ¿qué haremos con ellos?”

Cristián Warnken



Ayer quise escribir sobre lo que viene después de la lluvia, quise escribir de pureza, del impecable cielo azul post-lluvia, de cuando se levanta el telón de la ciudad y se presenta ante nosotros la majestuosa montaña, esa que nombran tanto en el himno nacional, en realidad, sólo quería escribir sobre cosas lindas, todo motivada por haber leído una crónica de Warnken y todo porque me gusta mirar el espejo del cielo, esos charquitos que se forman en la tierra luego de la lluvia, esos que me gusta tanto quebrar.

Antes de ayer quise escribir sobre el tiempo, pero no del tiempo atmosférico, sino que del tiempo que corre y no para, ese que pasa y no perdona y de su “cáncer que nos devora”, como dice Henry Miller.

Antes de antes de ayer quise escribir de perfección y/o conexiones, de cuando mencionas una palabra y junto contigo la dijo el locutor de la radio, o cuando la lees y al mismo tiempo la escuchas en una canción, o cuando vas tarareando una canción en la mente y alguien la cantó en voz alta, o cuando miro el reloj y son las 4:44:44. Para mí son pequeños instantes de perfección, instantes alineados en perfecta sincronía, instantes que casi nadie nota, si no fuera por el casi.

Antes de antes de antes de ayer quise escribir algún ranking, hace un tiempo yo misma me reí de alguien por ahí y le froté en la cara de que algunas personas cuando cumplen o pasan los treinta les da la maldita manía de hacer ranking de todo, así como a los viejitos les da la manía de levantarse casi de madrugada o algo por el estilo, pero en realidad lo hice todo por joder, si finalmente también me gustan los ranking de todo, sobre todo ese de “qué discos o películas te llevarías a esa isla desierta en la que te enredaste?”, o “que canción quisieras que suene en tu funeral?”, como también me gusta ver los Top Five de la Televisión chilena de CQC, o los ranking de películas raras que hace Salfate. En fin. Así podría seguir, siempre quiero escribir sobre algo mientras mi cabeza loca divaga sobre cosas extrañas, importantes, tonteras o cualquier cosa. Da lo mismo.

Hoy me encuentro aquí y ahora, escribiendo sobre cualquier cosa cuando en realidad quería escribir lo otro, me encuentro aquí, ebria de pensamientos, recordando de cuando me amigué cada vez más con el arrebato, llevándome mal con la armonía, la paz se fue a dar una vuelta por el parque. Y te preguntas por qué en el momento en el que debiste dar paz diste arrebato, en el momento en el que debiste dar agua diste fuego, ahora te lamentas porque allí justo allí donde debió haber un manantial hubo una hoguera, y allí donde debió haber solo luz se quebró la ampolleta. ¡Paf!.

Cierro los ojos y juego con el tiempo, vuelvo a sentir lo mismo, hasta el calor del fuego. Cuando mi mente revuelta y ebria de vino busca que palabras decir para apagar la hoguera, para buscar un reemplazo de luz.
Cuando aún todo huele a humo cierro los ojos, me voy al centro de mi cuerpo y me sumerjo en mi sangre, y me bombea por todas partes mi propio corazón, soy como un bing-bang de mi propio universo, un singular espaciotemporal de carne. Y pienso, ¿cómo decirle ahora que en mi sangre sólo navega su nombre?, ¿y que adentro de mi cuerpo toco su boca?, sí, “con un dedo toco el borde de su boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano…”(así como Cortázar), luego guardo silencio y escucho sus pasos, esos pasos que han sido mi música, y me doy vuelta la piel nuevamente. El viaje terminó.
Ahora lo tengo ante mis ojos y no digo nada, se me acabaron las palabras y no tengo más. Hice silencio. A veces es mejor abrigarse en silencio para poder volverse una sola saliva, con toda la intención de que ese beso sea como una visión, así como en las películas; o quizás sea mejor volverse una sola carne, y que la carne con carne sea el único lenguaje, para así no decir nada y sólo poder dedicarse a sentir.

posted by María de Magdala at 3:15 p.m. 1 comments